sábado, 22 de enero de 2011

matarunruisenor-703982

Andaba yo algo chafado y sin plan para el viernes de noche, pues mi ingenuidad y cabezonería, consiguen hacerme olvidar que en Asturias y a Asturias todo llega más tarde de lo debido y eso si llega.

Lo digo porque el último parto de Michael Winterbottom, “El demonio  bajo la piel”, basado en la novela de Jim Thomson, se ha debido de estrenar en todo el puto país menos en mí querida y verde tierra ( a excepción de la capital), pero bueno, al final  no salió mal la cosa, y aproveché para verme "Matar a un ruiseñor",pues me había prometido verla, ahora que voy a tener más tiempo.

Digo, no salió mal la cosa, por que la adaptación a la gran pantalla de la novela homónima de Harper Lee, es una película perfecta, rodada con un pulso extraordinario, impecablemente interpretada por un inmenso Gregory Peck, si es que alguna vez no lo estuvo, y con unos secundarios sobrios y dignos de mención. Robert Mulligan demuestra una maestría y saber hacer envidiable en la dirección.

Atticus es un abogado del sur en los tiempos de la gran depresión, padre de 2 niños y viudo de una mujer a la que echa de menos constantemente. Al brillante abogado le endosan la defensa del caso de violación de un hombre negro a una joven de raza blanca. Los rumores y comentarios apenas mermarán la capacidad y la inteligencia de un hombre con unos  principios tan grandes como su corazón.

Pero no es esta solo una película de principios y juicios, es también uno de los alegatos más bellos y conmovedores contra el racismo que mis ojos hayan visto, también es una tierna mirada a la infancia, aquí protagonizada por unos niños traviesos y curiosos que se debaten entre perpetrar la próxima aventura y la admiración  por la figura paterna.

La peli cala hondo, veo a esos niños y me apetece volver a esos años míos de aventuras y sermones, que el tiempo ha conseguido que recuerde como felices, pero que seguro que no lo fueron tanto. Veo a ese hombre, con su bondad, sabiduría y saber estar, y hace que me pregunte por qué no hay más hombres así, y me aterra la idea de que precisamente es ese tipo de hombre el que hoy en día se siente al margen de la sociedad.

Hermosa película, pecado no verla.

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