domingo, 18 de noviembre de 2012

   

La verdad es que en un primer momento me extrañó la gran repercusión mediática que tuvo este suceso acaecido en 2007. De hecho no sabía prácticamente nada del caso hasta que este libro cayó en mis manos (gracias una vez más a mi tía Ana, incansable a la hora de recomendar lecturas, hábito que espero no abandone nunca).

Recordaba vagamente que un vecino, algo extraño, había confesado, según él, para librar al pueblo de la presión a la que se estaba viendo sometido. Prácticamente nada más sabía, salvo que según decían, el alcalde era para algunos un auténtico tirano.

Se celebró el juicio y se emitió incluso una miniserie de televisión en RTVE, un nuevo ejemplo de la denigración a la que ha llegado la televisión en este país, en la que todo vale a la hora de conseguir audiencia. Un volcán, pues emitimos una peli de volcanes; un  tsunami, una de tsunamis; muere Carmina, una de Carmina. Por no hablar de los programas mañaneros donde supuestos profesionales emiten juicios de valor condenando sin juicio ni pruebas a “supuestos”. Aún me acuerdo de Dolores Vázquez y espero que alguna Ana Rosa o Mª Teresa le pidan disculpas públicamente. Pero esa es otra historia.

Centrémonos. El libro nos cuenta la historia de la hermana Santiago Mainar, Marisa. Una mujer que cree en la inocencia de su hermano, aunque incluso a ella le embarga la duda en algún momento.

A través de ella se nos relata una versión de los hechos, digo una versión porque está claro que tanto su hermana como el autor creen en la inocencia de Santiago Mainar. Los abogados, los jueces, la guardia civil, los periodistas, se nos describe mucha mierda, nada sorprendente a estas alturas de la película.

Lo que sí es cierto, es que Mainar es un personaje peculiar, una especie de Don Quijote del sigo XXI. Culto y muy leído, romántico, cabezota. Dueño de frases lapidarias.

Personalmente la figura de Mainar, la descrita en el libro, me cautivó al principio, me pareció muy interesante. Pero según van pasando los capítulos me fue sobrecargando. No consigo entender su actitud, como la mayoría de la gente, incluida la que le quiere.

Yo no se si Mainar es culpable o inocente, lo que se es que personas como él, con su sentido del honor y del deber ya no abundan, no se si para bien o para mal, en este país.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Headhunters supone mi primera toma de contacto con el escritor noruego de novela negra Jo Nesbo. Reconozco que en numerosas ocasiones he tenido alguna de sus obras en mis manos y por una u otra razón nunca terminaba de comprar. En esta ocasión modifiqué mi comportamiento y debo calificar el resultado como altamente satisfactorio.

Roger Brown es un cazatalentos, uno de los mejores de Noruega, cuyo trabajo le permite un alto nivel de vida… pero no tan alto como él desearía (quien haya leído el libro o visto la versión cinematográfica habrá captado el doble sentido). Es por ello que compagina su profesión con el robo de obras de arte.

Su vida transcurre según sus planes hasta que se cruza en su camino Clas Greve, un candidato perfecto para un puesto de alta dirección y poseedor además de una valiosa obra de Rubens que le reportaría a Roger suculentos beneficios.

Pero como pasa con todo plan aparentemente sencillo, este acaba por complicarse y podrá en peligro no sólo la operación sino su propia vida.

Poseedora de una de las escenas más impactantes, al menos eso me ha parecido al leerla, a la espera de verla en su versión cinematográfica, con las que me he topado últimamente.

Lectura rápida, trepidante pero sencilla, como casi la totalidad de títulos de novela negra, que cumple con su objetivo. Se le agradece a Nesbo ese ritmo rápido al igual que un personaje, el principal, tan odioso. Sin duda, Roger no encajaría en mi círculo de amistades pero ahí radica el principal reto del escritor noruego, hacernos sentir cierta simpatía por alguien así.

Repetiré con Nesbo, eso seguro.

viernes, 2 de noviembre de 2012

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Sensación tan extraña y agradable como incomoda, la de encontrarte con una sala petada, para ver una peli facturada por un director español.

Justo antes de que empezaran los queridos tráiler, una horda de jovencitos adolescentes, ocuparon la fila anterior, lo que repercutió en mi mente normalmente relajada de forma inmediata. Me hizo prometerme, una vez más, que es contraproducente ir a la sesión de las diez, que esas no son horas de cine.

Y por otro lado empecé a divagar con qué es lo que habrán hecho tan bien Bayona y Cía., para conseguir que una peli, que nos habla de un país tan lejano en distancia, como culturalmente, consiga ese poder de convocatoria, en edades tan dispares. No veo la tele, y no se en que grado la han promocionado, pero hace ya 7 años del terrible suceso, y más o menos el 30% de la sala no tendría más de 7 u 8 años en las navidades del 2004.

Tampoco Ewan McGregor sale en Corazón Corazón todas las semanas. Y sospecho que en Asturias esa extraña promoción de descuento, que te obliga a acudir al cine, durante los primeros 3 días de la semana, no habrá tenido tanto éxito.

Se le reconoce a Bayona su capacidad narrativa, el talento visual es incuestionable, sabe como manejar un guión. Ya me había gustado " El orfanato", y su nuevo trabajo no decepciona. McGregor está bien, Naomi watts mejor todavía. Aunque termine por asociarla, con pesimismo y con todo tipo de desgracias, sigue despertando en uno, una sensación de afán de protección, al nivel de " 21 Gramos ". Sigue deseando uno que le dejen de ocurrir cosas malas.

Pero en "Lo imposible", casi todo es predecible, pronto aparece la sensación de que estás siendo utilizado. La pretensión de conmover, se hace redundante. Y se le echa en falta, algún tipo de arista antagónica. Sus personajes son demasiado normales en el mal sentido. Mucho primer plano con mirada tierna, muchos abrazos ñoños. La sensación de marketing de ONG, le resta algo de credibilidad al proyecto.

La película tiene corazón, y un alto grado de capacidad empática. Para nada me parece mala. La tragedia está rodada con genio, Bayona tiene capacidades suficientes para esto.

Sospecho que no le irá mal. Ahora solo falta que me lo crea.

jueves, 25 de octubre de 2012

Resulta difícil en tiempos oscuros encontrar luces reconfortantes. Las certidumbres instaladas en nuestra memoria, se tienden a hacer fuertes cuando la necesidad de emoción o empatía es alta.

Yo confieso que por Tim Burton siento bastante. Su grado de credibilidad y honestidad, sus formas, su trazo, la huella que ha llegado a dejar en el alma, de muchos de mis compañeros de generación es intensa. Brillará como una estrella inagotable en el firmamento cinéfilo.  Nuestro agradecimiento por " Eduardo manostijeras " " Big fish " o " Ed Wood " perpetuo.

Pero no debemos permitir que los árboles, no nos dejen ver el bosque jamás, por más que estos lleven savia de Burton dentro. Si una peli es un truño lo es, y "Frankenweenie" lo es y de cojones. Por más que el director se esfuerce en levantarla, la peli está muerta desde el principio. Sus tópicos personajes incomprendidos, carecen de alma alguna, no sientes ningún tipo de cariño por ellos, no te da ni tiempo.

Si es cierto que Burton tira de repertorio en cuanto a reconstrucción de atmósferas. Es innegable su mano en el trazo tenebrista, y vuelve a conseguir que no puedas apartar la vista, de sus hermosos paisajes góticos. El problema es que aquí forman un mundo aparte, un cuerpo extraño. Una burbuja llena de vida en un mundo vacío.

Pasan los minutos, y no ocurre nada, no hay vida, ni ternura. Solo Elfman se mantiene a flote. Esperas con impaciencia que la magia emerja, pero no llega. Uno acaba con la sensación de que " Frankenweenie "  no es más que un antojo tonto, un vehículo aparatoso y sin ruedas, que mi admirado Burton nos vende a precio injusto, con el único fin de conseguir reservas suficientes, para pagar sus deudas cinéfilas. Como si de un científico loco se tratara, intentando resucitar a sus mitos.

martes, 16 de octubre de 2012

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Octava novela de Kerr con el detective Bernie Gunther como protagonista.

Kerr empieza a tener un problema, y es que hemos visto (más bien leído) a Gunther desde la Alemania de los primeros años del nazismo hasta la Cuba de los años 50, con lo que situar temporalmente una nueva novela se me antoja una empresa cada vez más difícil.

Kerr soluciona el problema situando “Praga mortal” en 1941, y haciendo girar la historia en gran medida en un personaje único, Reindhart Heidrich.

Pese a desarrollarse mayoritariamente e Praga, la historia comienza en Berlín, con el asesinato de un trabajador inmigrante holandés. Posteriormente Gunther es invitado por el propio Heidrich a Praga. Y como si de Angela Lansbury en “Se ha escrito un crimen” se tratase, donde va Gunther hay un asesinato.

Un crimen este, muy literario, no esconde Kerr el estilo Agatha Christie, y cuyo escenario del crimen recuerda a “No habras los ojos” de John Verdon.

La historia tiene todos los ingrediente de la novela negra clásica que son seña de identidad de la serie Berlin Noir. Con un marcado trasfondo histórico nos vemos embueltos, al igual de Gunther en un entramado de conspiraciones políticas, espías y resistencia en el marco de la Praga ocupada.

Cabe preguntarse hasta cuando podrá Kerr estirar las aventuras de su protagonista. Tal vez va siendo hora de dar carpetazo a la historia que más rentabilidad le ha dado y afrontar nuevos proyectos, algo que a buen seguro, el autor de “Una investigación filosófica” podrá acometer.

viernes, 12 de octubre de 2012

En mi camino hacia al cine, no dejo de recordar "The Artist", obra inmensa del siglo XXI y del cine mudo, y empiezo a elucubrar, sobre si mis sensaciones al terminar "Blancanieves", serán parecidas. Sobre si al final voy a tener que controlar mis impulsos, para no levantarme y aplaudir,y si también volveré a conseguirlo.

Si hace poco escribí en este blog, sobre mis capacidades para abstraerme del mundo, y visionar sin prejuicios, al final once meses de diferencia han sido demasiado, o más bien demasiado pocos, y esta vez perdí mi batalla. Debo hacer notar esto, por que por momentos "Blancanieves" nos sonará a redundancia, y eso es injusto.

Se percibe un trabajo titánico, una capacidad transgresora admirable, y una valentía fuera de lo normal. A pesar de versar sobre un tema tremendamente impopular, Berger sale airoso a base de sensibilidad e inteligencia.

Con una dirección de actores notable, si Maribel Verdú continua en su línea y la niña Sofía Oria embelesa, Macarena García enamora.

Pero el principal mérito es musical, poder controlar al milímetro, la consecución de la versatilidad en los tempos, para no sonar estridente, cargante, o falto de chispa, se antoja imprescindible en un film de este estilo, y aquí el objetivo se cumple con nota.

Si Hazanavicius homenajeaba a los pioneros, Fairbanks, Chaplin, Keaton y demás familia, Berger da un pasito adelante en el tiempo, y lo hace con los Lang, Herzog y los primeros transgresores de la Hammer, caminando en el puro estilo Burtonesco.

La diferencia principal entre una y otra, está en la trascendencia de sus mensajes. Si en "The Artist" todo se nos antoja real, su tortuoso camino de los felices 20 a la depresión posterior, puede llegar a tocarnos la fibra, con "Blancanieves" no se perciben mensajes claros. Hay mucha sátira social, mucho humor negro y nada que no sepamos.

Esta vez no hubo entusiasmo, tampoco necesidad de controlar los impulsos. Quedó el puro agradecimiento por el talento, y por sus valientes sacrificios.

lunes, 8 de octubre de 2012

Visualmente enérgica, narcótica y arrebatadora, con un guión un tanto enrevesado y poco profundo. Como pasando de puntillas, sobre un tema tan trascendente, como es el tortuoso camino, que va del “Yes we can”, al “Deja de venderme motos”, nos lleva Dominik con sus refinadas formas, a través de su segundo film importante.

El principal problema es que ese innegable talento suyo, para saber aguantar primeros planos hasta el momento justo, antes de que llegue a cargar, para engancharte con diálogos tan interminables como perspicaces y embelesadores, se nos muestran en "Mátalos suavemente" al servicio de la pura auto propaganda.

No deja de resultarme chocante el evidente contraste entre los riesgos del director australiano, por otra parte admirables, y el tono liviano y superficial con el que adereza la mayor parte del film.

Las interpretaciones son oro puro. Brad Pitt vuelve a desplegar magnetismo, Gandolfini tira de repertorio propio, y consigue momentos tan delirantes como deslumbrantes.

La habilidad para gestionar con mano maestra, las situaciones de tensión, continúan siendo modélicas. Pero su previsibilidad, y esa sensación de esto ya lo he visto varias  veces, acaban por aplomar un proyecto, que por otra parte, no debería verse de otra forma, que no sea la de un joven director, que busca irremediablemente encontrar su golpe. Hallar el camino, hacerse un hueco en el olimpo de los Scorsesses, Tarantinos, y Finchers, por encima de guiones, actores, productores y demás mecanismos de  la industria. La dificultad es inmensa, la determinación también.

Si con la notable " El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford" (2007), Dominik proclamó a los vientos que estaba aquí, con " Mátalos suavemente" su chillido es:  quiero quedarme. Si su anhelo se convertirá o no en realidad, dependerá de él, sus elecciones y por supuesto el de los guiones, actores, productores y demás mecanismos de la industria.

martes, 7 de agosto de 2012

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La última entrega de la trilogía protagonizada por David Gurney sigue la trayectoria descendente que se iniciara con No abras los ojos.

Ya en un primer momento, resulta chocante la rapidez con la que Verdon ha escrito esta novela. Y es que las cosas buenas deben hacerse esperar, no por ser esta una regla no escrita con el fin de crear expectación sino porque lo bueno tarda en hacerse.

Parece una obra escrita a toda velocidad. Tal vez se quería aprovechar el tirón de las dos primeras entregas antes de que cayeran en el olvido. Tal vez Verdon quería quitarse de en medio su contrato de tres novelas con la editorial. No lo sé, tan sólo sé que esta novela es de largo la peor (alguno dirá menos buena) de las tres.

Tras una primera parte en la que se nos presenta la investigación, nos vemos inmersos en una gran cantidad de páginas donde no pasa absolutamente nada reseñable. Vueltas y más vueltas a lo mismo sin aportar nada a la historia, para al final y de forma apresurada asistir a un desenlace decepcionante (al menos para mi).

Se acabaron los acertijos y los escenarios imposibles para asistir perplejos a una retahíla de descripción de sentimientos y confrontaciones que nos hacen preguntarnos si el autor es el mismo que nos impactase con Se lo que estas pensando.

Desconozco aún si Verdon tiene pensado seguir escribiendo novela negra o se dedicará a disfrutar de su jubilación, pero deseo, si elige la primera opción, que retome la senda iniciado con su Opera Prima y se tome su tiempo, todo el que sea necesario para ofrecernos lo que esperábamos de en esta última.

Si eso sucede, la espera habrá merecido la pena.

sábado, 4 de agosto de 2012

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A pesar de reconocerme, como un ser con una moderada facilidad para sumergirme en la nostalgia, no dejo de reconocer el daño que esta puede ocasionar en las percepciones personales y a la hora de afrontar nuevas experiencias. Por eso, cuando entro en una sala de cine, procuro liberar mi mente tanto de viejas ataduras, como de nocivas predisposiciones, algo que cada vez consigo, por fortuna, con más frecuencia.

Considero un error  fatal, encarar el  visionado de cintas con 33 años de diferencia, con las mismas perspectivas, por mucho que su director sea el mismo, y el Modus Operandi esté irremediablemente influido. Sencillamente por que tú no eres el mismo.

Si dos años es una eternidad, treinta y tres son dieciséis eternidades y media, y en tantas eternidades cambian los objetivos, mentalidades, se descubren manuscritos, e incluso se inventan vacunas a enfermedades antaño devastadoras.

Lo que no cambia en "Prometheus", es la habilidad de Scott para crear ambientes tensos, ni su talento para la acción e imaginería visual. También su capacidad para construir películas, tan enérgicas como elegantes, sin llegar a caer en el exceso apabullante, resulta meritorio.

La facilidad con la que este señor, de casi 75 años, sigue pariendo escenas capaces de abordar sin escrúpulos, el imaginario cinéfilo popular, es cuanto menos pasmosa. También su a menudo acierto en la elección del reparto, le da un plus en cuanto a sostenibilidad de proyectos, Michael Fassbender lo hace aquí por si solo.

Si hay un pero es el guión, la falta de respuestas se sucede durante todo el film. Pero puede que Scott se guarde algún as en la manga. Allá por el 2015 si aún podemos lo sabremos.

Hasta otra.

domingo, 26 de febrero de 2012

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¿De qué trata Nacidos para correr?. De un pueblo semioculto de México, de ultramaratones, de un puñado de personajes peculiares, de un loco hermitaño, de atletismo, de dietética, de antropología… y todo ello para intentar responder a una pregunta: ¿por qué me duele el pie?.

Christopher McDougall escribe para le revista Men’s Health y es aficionado a correr, como muchas otras personas en el planeta. Y como muchas personas en el planeta que corren, con mayor o menor frecuencia y nivel, sufre lesiones. Lesiones en los pies y en las rodillas. Desahuciado por los médicos, McDougall conoce, por casualidad, la existencia de un pueblo de México cuyos habitantes parecen superhombres que corren diariamente largas distancias casi sin jadear y no sufren apenas lesiones.

Y así, se embarca en la búsqueda de un personaje extraño, casi un fantasma llamado Caballo Blanco que sueña con organizar una carrera entre los indios Tarahumara y alguno de los mejores corredores de ultramaratón de Estados Unidos.

Se trata este de un libro escrito con optimismo y entusiasmo, y esos sentimientos se trasladan al lector, convirtiendo “Nacidos para correr” en un instrumento motivacional de gran poder. Sus personajes son extraños (una persona que se pasa 20 horas seguidas corriendo por una hebilla de cinturón tal vez lo sea) pero son auténticos y entrañables.

Con este libro he descubierto que existen carreras de mas de 160 km, que hay anualmente una carrera de 50 millas entre hombres y caballos en Pescott (Arizona)… donde en muchas ocasiones gana el hombre, que nuestros antepasados cazaban animales por agotamiento tras correr varios kilómetros tras ellos.

Con todo ello, y tras 5 años sin ni siquiera intentar pegarme una simple carrerita debido a mis maltrechas rodillas (menisco, ligamento, cartílago…) este libro me ha despertado las ganas de correr y con un poco de investigación en base a lo que he leído en él… ¡puedo volver a correr sin dolor!, gracias a la técnica del “barefoot running”, o “correr descalzo”. Pequeñas distancias eso sí, que mis rodillas no estás para jugar, pero con esta técnica menos agresiva puedo darme el gusto de correr.

Si te gusta correr este es tu libro, y si no… puede que también.

viernes, 24 de febrero de 2012

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El jugar con las cartas marcadas no siempre te da la victoria, aunque parezca mentira. Me explico. Es un hecho irrefutable que el personaje que pinta el viejo maestro, es capital en la historia americana del siglo XX. Desde esos inquietantes años 20, hasta los misteriosos e inaccesibles 60.

Todo lo que han visto esos ojos o urdido esa sobrevalorada mente, se antojan como el telón de fondo, lo suficientemente rico en matices, como para crear toda una epopeya única, a base de historia pura y excitante. Pero de lo que no parece percatarse Eastwood, es de la inutilidad de explicarnos 50 años claves, para entender estos tiempos , a traves de los ojos de un personaje, tan mediocre y simple como Hoover.


No es culpa de Dicaprio que vuelve a maravillar, y a quien te crees del todo, tampoco de las viejas artes en la dirección, ese color tan personal, la cadencia y el sentido del tempo, esta vez algo más nervioso de lo habitual, son plenamente reconocibles. Es cuestión de elección, sales con la sensación de que ese personaje no da para 135 minutos de peli, si acaso para un documental y de menos de 60.

Resulta chocante que un señor con esa habilidad y experiencia, no lo haya sabido ver antes, o que se haya dejado convencer por ese siniestro personaje.
Todos y cada uno de los secundarios, se empequeñecen lamentablemente, ante la mirada del espectador. Las caracterizaciones son grotescas, me vinieron a la mente esos guiñoles tan de moda en estos días, e incluso se me escapó una sonrisa.


La banda sonora no contribuye, ni ensalza ni conmueve en los momentos dramáticos. Y por supuesto, lo antipático del personaje lo embarra todo tanto, que los pasos de Eastwod se hacen cada vez más torpes, a lo largo del metraje.


No se advierten signos de recuperación a corto plazo. Eastwood dirigirá a Beyoncé en " Ha nacido una estrella", durante este año, pero que coño, no estamos
tan lejos de su última obra maestra. Fue hace 4 años y no se titulaba " Gran Torino".


Hasta otra

domingo, 29 de enero de 2012

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Himmlers Hirn heisst Heydrich (el cerebro de Himmler se llama Heydrich). Esa es la razón del título de este libro, primera obra de Laurent Binet, en la que nos narra un episodio trascendente, pero para muchos profanos desconocido de la Segunda Guerra Mundial, el asesinato en 1942 en Praga de Reinhard Heydrich.

HHhH fue galardonado con el premio Goncourt de primera novela, hecho que en cierta modo me extraña pues no se trata esta de una novela al uso. Se halla a medio camino entre la novela y el ensayo histórico, no llegando a alcanzar en ningún momento a ninguno de los dos géneros.

Binet mezcla en su obra datos históricos con recreaciones inventadas de los hechos que tuvieron lugar. Llegando a confundir al lector, que en algunas ocasiones ha de preguntarse si lo que está leyendo es el resultado de una ardua investigación histórica o fruto de la imaginación del autor.

BInet no es un historiador y al final del libro no encontramos una bibliografía donde se nos muestren los textos usados durante su investigación, por lo que no podemos catalogar su libro de ensayo histórico.

Tampoco me atrevo a catalogar HHhH de novela ya que no se trata de una historia completamente desarrollada con unos personajes principales y secundarios que se nos presenta.

Se trata de un estilo narrativo novedoso, elogiado por muchos críticos, pero que a mí no me ha gustado en absoluto. Tal vez sea yo demasiado purista en lo que a libros históricos del Nazismo se refiere.

Su narración no sigue un esquema temporal estricto, ni temático, y se dedica a divagar sobre sus motivaciones para escribir la obra. Poco me importa que se distanciase con su amiga Natacha o que esta no le invitase a la boda de su hermana. Son rellenos sin sentido, en mi opinión.

Pero lo que menos me ha gustado del autor, es su necesidad, a estas alturas de la historia, de descalificar a personajes cuyos actos hablan por sí solos. No creo que sea necesario llamar imbécil a Goering o pusilánime a Chamberlain. Sinceramente sobra.

Binet tenía ante sí la oportunidad de escribir una novela basada en hechos históricos de incalculable valor narrativo, pero ha decidido huir de convencionalismos para acabar con una obra desesperante en algunos momentos que tan solo en su último tramo parece remontar.

Una lástima.

martes, 17 de enero de 2012

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En alguna ocasión he escrito en este blog que el utilizar el término "Independiente" para clasificar según que proyectos, me parece mucho más interesado que real y más tratándose de cine.

Se que hay muchos amantes de ese término, y que algunos de ellos no estarán de acuerdo conmigo. Pero es que soy incapaz de ponerle etiqueta al talento.

Shyamalan dispuso del dinero, y de todos los medios que se le antojaron, para crear el truño de "The Last Airbender", y en cambio hizo escuela, como renovador del cine norteamericano, a finales de los 90 sin apenas recursos, a base de gestos, miradas, diálogos sencillos y giros inesperados.

Puede no ser la comparación más acertada, pero en Drive advierto ese talento para hacer cine, el basado en sutilezas a priori mundanas,
en miradas de deseo o de complicidad, en intuir lo que va a ocurrir y acertar, pero que no te importe una mierda, por que sabes que lo que estás viendo es  único y precioso.

Otro homenaje al cine inapelable, lo que Hazanavicius y su "The Artist", hicieron con los pioneros, y posteriormente damnificados primeros creadores,  Winding Refn lo hace con los renovadores del thriller, cine negro, e incluso del terror, de seis décadas después.
Y es que drive es magistral. Bebe de todas las fuentes posibles. Tanto "Heat" como "Collateral" están presentes, y hasta apostaría que el talentoso Goslin, se apoyó en el "Cobra" de Stallone, para dar vida a un personaje, que se quedará grabado desde ya a fuego en mi memoria.

Tarantino y Carpenter también reciben su pequeño regalo. Esa violencia cruda y realista tan propio de su cine, y tan de nuestros tiempos, apoyada en esa banda sonora entre hipnótica y críptica tan de otros, le dan un aroma diferente, a esta enigmática y nueva joya del siglo XXI.


Probablemente no cuente en las principales quinielas de los Oscar. Como tampoco lo hizo en los globos de oro, pero Nicolas Winding refn puede dormir tranquilo, su árbol crece despacio pero constante.
Hasta otra.

viernes, 6 de enero de 2012

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Se equivocan los que etiquetan. Esto no es solo cine mudo, ni un homenaje a este. Es cine mudo pero grita más alto que cualquier otro, pidiendo desde ya un lugar privilegiado en la historia de los clásicos eternos. Su sencillez es desarmarte, uno no puede apartar los ojos de la pantalla de ninguna de las maneras.


No creo que Hazanavicius pensara únicamente en Valentino, Gilbert o Fairbanks al escribir esta maravilla.
La tan manida fórmula del cine dentro del cine, alcanza en "The artist", sus más altas cotas de belleza y emoción.


La decadencia de Norma desmond, la toma de conciencia de Charles Foster Kane, la alegría de Gene Kelly o Ginger Rogers o el obstinamiento y la vitalidad de Ed Wood,
están tan presentes aquí, como cualquiera de las primeras obras maestras del cine mudo. Piensa en un clásico y aquí la veréis.
Su banda sonora es sublime. Se funde con la imagen de una forma tan perfecta, que no echas de menos el diálogo en momento alguno.


Nada en la carrera de Michel Hazanavicius podía hacer presagiar semejante creación. Su dominio es total. La interpretación de Jean Dujardin es antológica, y Bérènice Bejo llena la pantalla, con esa frescura y descaro innato, del que sabe que no tiene nada que perder pero que piensa aprovechar el regalo inesperado. Hasta los secundarios  John Goodman, y en mayor medida Cromwell lo rompen, por no hablar del simpático y adorable personajillo de cuatro patas, con el que el director nos da algo de tregua, para sacarnos unas sonrisas sinceras e infantiles. Se escuchan voces que proclaman que son años difíciles para el cine. Estos hacen bandera de la escasez de ideas. En cambio otros manifiestan un optimismo a prueba de bombas.

Tras salir de ver "The artist", la balanza se inclina claramente hacia los segundos. Después de todo Eastwood aún respira, Spielberg sobrevive, Malick despierta y Hazanavicius se revela.
Malos tiempos para agoreros.
Un saludo.

 

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