lunes, 6 de junio de 2011

el_inocente_cartel

Matthew McConaughey, ha vuelto de las tinieblas para embadurnarse de botox y maquillaje en este previsible film dirigido por Brad Furman.

Un abogado, el típico malabarista de las salas de justicia, ha de enfrentarse al caso de un niño pijo acusado de propinar una brutal paliza a una prostituta.

Niño pijo interpretado por el siempre insulso Ryan Phillipe, un actor que además de coleccionar  interpretaciones en su haber como las de “Se lo que hicisteis el último verano” o “Crueles intenciones”, terminó de darle la puntilla al mismísimo Eastwood con un trabajo lamentable en “Banderas de nuestros padres”.

Dos actores de cierto renombre se unen al reparto. La oscarizada Marisa Tomei, a la que ya no le dan ni secundarios decentes, y un incomprensible William H. Macy, que alterna grandes papeles de secundario de lujo con subproductos como “Celular” o la película que ahora nos ocupa. Macy, que ya compartió cartel con McConaughey en una insufrible broma cinematográfica llamada “Sáhara”, con el agravante de contar con Penélope Cruz.

Pero basta ya de ser perverso, he de decir en favor de la película, que a pesar de ser previsible en su totalidad para cualquier persona que haya medio visto un par de películas de juicios, cumple su función como producto palomitero fácilmente consumible que no exige mucho al espectador. Hubiese sido peor si nos hubiesen intentado sorprender con giros de argumento mareantes.

Como dato la película está basada en una novela de Michael Conelly, autor de la obra en la que se basa “Deuda de sangre”, dirigida e interpretada por Clint Eastwood.

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