miércoles, 21 de septiembre de 2011
Escucho: no la entendí.
A ese comentario responden: si no la entendiste mal director.
Al rato afirmo: es una película inmensamente compleja.
Me reprueban y me contestan: no es compleja, es pretenciosa y eso me da vergüenza ajena por infantil y ridículo, las cosas importantes se han de contar de forma sencilla.
Más tarde defiendo mi punto de vista: simplemente es que es un cine pionero al que no estamos acostumbrados y para nada lo percibo como pretencioso, más bien como generoso.
No me contestan más, al menos de momento.
Un trabajo monumental, prodigioso e inabarcable, se perciben horas de trabajo en cada plano. Un regalo imperecedero para el alma.
La descripción de esa parte hermosa y terrorífica de la vida, a la que llamamos infancia es tan precisa que duele. No es pretenciosa por que no juzga, sólo sugiere, y lo hace desde el primer plano.
Hay dos caminos que puedes seguir en la vida, el de la naturaleza o el de lo divino, la eterna colisión entre los caminos es la fuente de nuestras dudas y temores, la película gira en torno a esas dudas constantemente.
La naturaleza representada por un Brad Pitt en estado de gracia, se torna tan cruel y ambiciosa como hermosa y peligrosa. Lo divino encarnado por la indescifrable Jessica Chastain, es la bondad y espiritualidad, la comprensión y la tolerancia.
Dos caminos simbiontes que se nos antojan vivos, reales y sangrantes. De esa simbiosidad nace el horror y la belleza, el amor y la decepción, el todo, la vida.
El árbol y sus raíces condicionarán para siempre el devenir de sus frutos (los hijos). Es aquí donde nos vemos representados, donde Malick consigue transformar la espiritualidad en carnalidad, donde el genio emerge al fin para firmar una obra grandiosa e irrepetible.
Paralelamente a este conflicto terreno-espiritual, el director nos describe la creación del mundo y el nacimiento de la vida, pero nada resulta aquí gratuito ni superficial, todo se antoja poético, con un ritmo armonioso.
Es en la redención final donde sobreviene el desconcierto. Si Malick nos guía en la experiencia durante todo el metraje, en los minutos finales nos abre las puertas y ventanas de par en par y nos tiende un puente a nuestros pies a modo de invitación, para que seamos nosotros los que decidimos si lo cruzamos o no.
Algunos lo acusan de pedante, de ambicioso o de pelmazo, pero yo prefiero pensar que hay algunos seres (no muchos) que por fortuna han venido a este mundo no sólo a habitarlo, sino también a explicárnoslo y a guiarnos por él. Unos se convierten en arqueólogos, biólogos, químicos, médicos o intérpretes de lenguajes minoritarios. Otros lo hacen con un bolígrafo, máquina de escribir u ordenador, de entre todos ellos hay uno que es muy especial, se llama Terrence Malick y en ocasiones se convierte en director de cine.
Un abrazo.
Etiquetas: Cine y Tv
2 comentarios:
Muy buen comentario pero no me has convencido para verla. Conozco gente que la ha visto y me han dicho que fue horrible, un auténtico coñazo y que no se enteraron de nada.
pues para eso escribo estas críticas, para ver si consigo despertar una pequeña luz en vuestro interior que os haga ir a verlas,me decepciona un poco que no lo haya conseguido...y más en este caso. otra vez será
un saludo.
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