jueves, 25 de octubre de 2012

Resulta difícil en tiempos oscuros encontrar luces reconfortantes. Las certidumbres instaladas en nuestra memoria, se tienden a hacer fuertes cuando la necesidad de emoción o empatía es alta.

Yo confieso que por Tim Burton siento bastante. Su grado de credibilidad y honestidad, sus formas, su trazo, la huella que ha llegado a dejar en el alma, de muchos de mis compañeros de generación es intensa. Brillará como una estrella inagotable en el firmamento cinéfilo.  Nuestro agradecimiento por " Eduardo manostijeras " " Big fish " o " Ed Wood " perpetuo.

Pero no debemos permitir que los árboles, no nos dejen ver el bosque jamás, por más que estos lleven savia de Burton dentro. Si una peli es un truño lo es, y "Frankenweenie" lo es y de cojones. Por más que el director se esfuerce en levantarla, la peli está muerta desde el principio. Sus tópicos personajes incomprendidos, carecen de alma alguna, no sientes ningún tipo de cariño por ellos, no te da ni tiempo.

Si es cierto que Burton tira de repertorio en cuanto a reconstrucción de atmósferas. Es innegable su mano en el trazo tenebrista, y vuelve a conseguir que no puedas apartar la vista, de sus hermosos paisajes góticos. El problema es que aquí forman un mundo aparte, un cuerpo extraño. Una burbuja llena de vida en un mundo vacío.

Pasan los minutos, y no ocurre nada, no hay vida, ni ternura. Solo Elfman se mantiene a flote. Esperas con impaciencia que la magia emerja, pero no llega. Uno acaba con la sensación de que " Frankenweenie "  no es más que un antojo tonto, un vehículo aparatoso y sin ruedas, que mi admirado Burton nos vende a precio injusto, con el único fin de conseguir reservas suficientes, para pagar sus deudas cinéfilas. Como si de un científico loco se tratara, intentando resucitar a sus mitos.

martes, 16 de octubre de 2012

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Octava novela de Kerr con el detective Bernie Gunther como protagonista.

Kerr empieza a tener un problema, y es que hemos visto (más bien leído) a Gunther desde la Alemania de los primeros años del nazismo hasta la Cuba de los años 50, con lo que situar temporalmente una nueva novela se me antoja una empresa cada vez más difícil.

Kerr soluciona el problema situando “Praga mortal” en 1941, y haciendo girar la historia en gran medida en un personaje único, Reindhart Heidrich.

Pese a desarrollarse mayoritariamente e Praga, la historia comienza en Berlín, con el asesinato de un trabajador inmigrante holandés. Posteriormente Gunther es invitado por el propio Heidrich a Praga. Y como si de Angela Lansbury en “Se ha escrito un crimen” se tratase, donde va Gunther hay un asesinato.

Un crimen este, muy literario, no esconde Kerr el estilo Agatha Christie, y cuyo escenario del crimen recuerda a “No habras los ojos” de John Verdon.

La historia tiene todos los ingrediente de la novela negra clásica que son seña de identidad de la serie Berlin Noir. Con un marcado trasfondo histórico nos vemos embueltos, al igual de Gunther en un entramado de conspiraciones políticas, espías y resistencia en el marco de la Praga ocupada.

Cabe preguntarse hasta cuando podrá Kerr estirar las aventuras de su protagonista. Tal vez va siendo hora de dar carpetazo a la historia que más rentabilidad le ha dado y afrontar nuevos proyectos, algo que a buen seguro, el autor de “Una investigación filosófica” podrá acometer.

viernes, 12 de octubre de 2012

En mi camino hacia al cine, no dejo de recordar "The Artist", obra inmensa del siglo XXI y del cine mudo, y empiezo a elucubrar, sobre si mis sensaciones al terminar "Blancanieves", serán parecidas. Sobre si al final voy a tener que controlar mis impulsos, para no levantarme y aplaudir,y si también volveré a conseguirlo.

Si hace poco escribí en este blog, sobre mis capacidades para abstraerme del mundo, y visionar sin prejuicios, al final once meses de diferencia han sido demasiado, o más bien demasiado pocos, y esta vez perdí mi batalla. Debo hacer notar esto, por que por momentos "Blancanieves" nos sonará a redundancia, y eso es injusto.

Se percibe un trabajo titánico, una capacidad transgresora admirable, y una valentía fuera de lo normal. A pesar de versar sobre un tema tremendamente impopular, Berger sale airoso a base de sensibilidad e inteligencia.

Con una dirección de actores notable, si Maribel Verdú continua en su línea y la niña Sofía Oria embelesa, Macarena García enamora.

Pero el principal mérito es musical, poder controlar al milímetro, la consecución de la versatilidad en los tempos, para no sonar estridente, cargante, o falto de chispa, se antoja imprescindible en un film de este estilo, y aquí el objetivo se cumple con nota.

Si Hazanavicius homenajeaba a los pioneros, Fairbanks, Chaplin, Keaton y demás familia, Berger da un pasito adelante en el tiempo, y lo hace con los Lang, Herzog y los primeros transgresores de la Hammer, caminando en el puro estilo Burtonesco.

La diferencia principal entre una y otra, está en la trascendencia de sus mensajes. Si en "The Artist" todo se nos antoja real, su tortuoso camino de los felices 20 a la depresión posterior, puede llegar a tocarnos la fibra, con "Blancanieves" no se perciben mensajes claros. Hay mucha sátira social, mucho humor negro y nada que no sepamos.

Esta vez no hubo entusiasmo, tampoco necesidad de controlar los impulsos. Quedó el puro agradecimiento por el talento, y por sus valientes sacrificios.

lunes, 8 de octubre de 2012

Visualmente enérgica, narcótica y arrebatadora, con un guión un tanto enrevesado y poco profundo. Como pasando de puntillas, sobre un tema tan trascendente, como es el tortuoso camino, que va del “Yes we can”, al “Deja de venderme motos”, nos lleva Dominik con sus refinadas formas, a través de su segundo film importante.

El principal problema es que ese innegable talento suyo, para saber aguantar primeros planos hasta el momento justo, antes de que llegue a cargar, para engancharte con diálogos tan interminables como perspicaces y embelesadores, se nos muestran en "Mátalos suavemente" al servicio de la pura auto propaganda.

No deja de resultarme chocante el evidente contraste entre los riesgos del director australiano, por otra parte admirables, y el tono liviano y superficial con el que adereza la mayor parte del film.

Las interpretaciones son oro puro. Brad Pitt vuelve a desplegar magnetismo, Gandolfini tira de repertorio propio, y consigue momentos tan delirantes como deslumbrantes.

La habilidad para gestionar con mano maestra, las situaciones de tensión, continúan siendo modélicas. Pero su previsibilidad, y esa sensación de esto ya lo he visto varias  veces, acaban por aplomar un proyecto, que por otra parte, no debería verse de otra forma, que no sea la de un joven director, que busca irremediablemente encontrar su golpe. Hallar el camino, hacerse un hueco en el olimpo de los Scorsesses, Tarantinos, y Finchers, por encima de guiones, actores, productores y demás mecanismos de  la industria. La dificultad es inmensa, la determinación también.

Si con la notable " El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford" (2007), Dominik proclamó a los vientos que estaba aquí, con " Mátalos suavemente" su chillido es:  quiero quedarme. Si su anhelo se convertirá o no en realidad, dependerá de él, sus elecciones y por supuesto el de los guiones, actores, productores y demás mecanismos de la industria.

 

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