domingo, 28 de noviembre de 2010

aurora-boreal

Tras leer La Princesa de Hielo de Camilla Lackberg, decidí  seguir con la novela negra sueca. En gran cantidad de blogs y páginas de literatura, hablaban maravillas de otra escritora, Asa Larsson, así que me decanté por su primera novela, Aurora Boreal.

Voy a ir al grano, me decepcionó. Tal vez me había creado unas expectativas demasiado altas y he sido demasiado exigente con la autora de Kiruna.

Lo cierto es que no me ha llegado en casi ningún momento. La trama no me sedujo. Los personajes no me han dejado huella. Tampoco se puede pretender encontrar a un Bernie Gunther o un Philip Marlowe en todas las novelas policiacas, pero sí que espero personajes de calado que dejen su impronta.

Durante un primer tercio de la novela, no pasa nada relevante para mi gusto. De pronto cierras el libro y al mirar su lomo te das cuenta del número de páginas que has consumido sin tener ninguna idea clara en la cabeza. Llegué a preguntarme qué había estado leyendo los dos días anteriores.

En cuanto al ritmo narrativo y la forma, lamento decir que el estilo de Larsson no me resultó cómodo. Cierto que su lectura es rápida , pero la excesiva utilización de frases encomilladas para que conozcamos los pensamientos de los personajes en medio de una conversación, así como párrafos inconexos en los que los personajes y las localizaciones saltan, me resultaron extrañas.

En cuanto a la trama (tranquilos no voy a desvelar nada), Larsson nos presenta el horrible asesinato del predicador Viktor Strandgård. A partir de ahí nos adentraremos en el cerrado mundo (frío y nevado como no podía ser menos) de las congregaciones religiosas y sus secretos. No os digo nada más, tranquilos.

En conclusión. Esperaba más de esta autora, pero no hay que olvidar que esta es su primera novela y a buen seguro que, a pesar de esta primera impresión, le daré otra oportunidad.

Eso sí, tendrá que esperar, de momento voy a abandonar Suecia por algún tiempo y cruzar el Atlántico para leer la primera novela de John Verdon.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Animal_Kingdom_

Con una sensación de que no había dejado indiferente a nadie, salí del cine anteayer noche, y es que no pude tener más suerte en la elección de la segunda proyección, a la que asistía en el Festival Internacional de Cine de Gijón.

David Michôd da en el clavo con su, aunque no lo parezca, opera prima.

Josh (James Frencheville) busca la protección de su abuela y sus hermanos mayores tras la muerte de su madre por sobredosis . Poco tiempo va a necesitar, para darse cuenta que protección precisamente, no es lo que  va a encontrar dentro de su, para él, desconocida familia.

Dedicada por completo a la delincuencia y a intentar salvarse el culo constantemente, la familia comienza a hacer aguas tras la intensa persecución, a la que se ve sometida por las fuerzas policiales. Josh se ve envuelto en el centro de un gran cúmulo de circunstancias (traición,engaños y violencia), que terminarán por moldear totalmente su peculiar personalidad.

David Michôd bebe directamente de las fuentes de James Gray, Scorsese, y del Heat de Michael Mann para componer este duro e intenso thriller, que critica abiertamente y sin concesión alguna, la podredumbre en la que la sociedad global está inmersa. Si horribles son los actos de esta corrompida familia, no lo son menos las actuaciones de las fuerzas del orden, que se aprovechan con descaro de la impunidad que la sociedad les otorga, para justificar su falta de escrúpulos en la consecución de sus fines. Realmente no acabas de saber nunca quienes son peores.

Si bien el montaje no es perfecto, ni su guión redondo, sí estamos ante una película sobria, dura y efectiva que no pasará desapercibida para la mayoría de sus espectadores.

Buenas interpretaciones, a destacar James Frencheville, este joven sin apenas experiencia y con unas pocas clases de teatro a su espalda, sorprende con una interpretación serena pero versátil, que le pone en el lugar merecido de promesa hecha realidad. Y con un Guy Pearce que sí tira de experiencia para conseguir sacar adelante con solvencia su papel de policía impotente y resignado, a merced de una sociedad incomprensible que ni se esfuerza por cambiar.

Buena película, buenas perspectivas.

domingo, 21 de noviembre de 2010

la_princesa_de_hielo

Hace unos días, estaba yo, como de costumbre, dando una vuelta por FNAC en los aproximadamente treinta minutos que me quedan libres tras comer en el trabajo.

Buscaba un libro. Una novela. Una cualquiera. No tenía nada concreto en mente, tan sólo buscaba algo sencillo tras mi lectura de “El Día D” de Anthony Beevor. Un buen libro sobre la Campaña de Normandía, digno de disfrute.

Lo que pasa con ese tipo de libros, es que son bastante densos. Me explico. Te encuentras bastante a menudo con párrafos repletos de enumeraciones de unidades militares y generales. Y aunque los disfruto de principio a fin, después de leerlos, necesito a veces, algo más tranquilo.

Total, que allí estaba yo. Ojeando libros de novela policiaca buscando algo que me llamase la atención. Y entonces me di cuenta de la gran cantidad de autores suecos que tenemos actualmente en el mercado escribiendo novela negra.

Al archiconocido Stieg Larsson, o al prolífico Henning Mankel, podemos añadir autoras como Asa Larsson (dicen que su Aurora Boreal es de lo mejor del género), Mari Jungstedt, o Canilla Lackberg. Y eso por citar a los más conocidos.

Hay un auténtico boom de la literatura nórdica. ¿Por qué?. Tal vez tenga algo que ver con el ambiente oscuro e invernal que asola la zona en los meses de invierno. La nieve, la oscuridad, las calles desiertas debidas al frío, todo ello son ingredientes perfectos para la novela negra.

O tal vez no, ¿qué sabré yo?. En este enlace podéis leer una pequeña entrevista a tres de estas autoras suecas que entienden muchísimo más del tema que yo.

Total, que al final me decanté por hacerme con La Princesa de Hielo, de Camilla Lackberg.

Fácil de leer, con un ritmo narrativo fluido. Pero sobre todo sobrio. Aquí no hay superpolicías que saben todo de todo. Tampoco hay superasesinos en serie que juegan con nosotros. Lo que nos encontramos es un asesinato tal cual, sin florituras ni alardes. No importa cómo ha muerto, queremos saber por qué a muerto. Se agradece la verdad.

La presentación de los personajes es interesante. No descubrimos nuevos caracteres al mismo tiempo que la protagonista, sino de Lackberg nos brinda la oportunidad de adelantarnos. La protagonista, Erica, es completamente creíble al igual que el resto de personajes de la novela. Erica descubre cosas antes que nosotros, lo que nos hace devorar algunas páginas más. Pero nosotros también conocemos, en ocasiones, hechos que ella desconoce, y esperamos expectantes, su reacción.

En definitiva, una novela fácil, que no requiere gran esfuerzo por parte del lector. Si eso es lo que buscas, esta puede ser una buena elección.

sábado, 20 de noviembre de 2010

barack-obama-bw

Cuando el 4 de noviembre del 2008 Barack Obama gano las elecciones a Presidente de los Estados Unidos, se dijo: “ha llegado el cambio”. Pues casi que no.

Diluyéndose en su retórica bienintencionada, su posición (salvando las distancias, su lenta devaluación se va asemejando cada vez mas a la de Zapatero en España) va quedando en tierra de nadie. El problema de Obama es que su personaje era valido para ganar unas elecciones, de por si, en el contexto perfecto para su triunfo: el desgaste de la política exterior de George Bush y su ideología Neoconservadora, el retroceso de la economía americana y la propia inoperancia del presidente saliente necesitaban de un cambio.

Lo que la gente no ha querido ver o no quiere ver, es que una cosa es la historia del hombre que llega a la política y otra muy distinta, la política que puede desempeñar ese hombre en el país más poderoso e influyente del mundo. Quizás cara al interior de su país, su ideario pueda producir algún cambio (la reforma sanitaria entre otras medidas) pero la historia de Estados Unidos durante el siglo XX, sólo puede entenderse (como toda gran potencia a lo largo de su historia) desde los movimientos de su política exterior, y ahí Obama, tiene poco o nada que decir.

Como el resto de Presidentes Americanos, la maquinaria real que mueve todas la piezas es y será la C.I.A ( que se lo pregunten a Kennedy cuando destituyo a Allen Dulles) y, o uno, Obama cambia la idiosincrasia de la Agencia Central de Inteligencia, o dos, todo continuará con su intervencionismo en regímenes democráticos de cualquier parte del mundo con todo lo que conlleva (secuestros, asesinatos, propaganda sucia, dinero destinado a desprestigiar al presidente de turno… en definitiva: un golpe de estado).

Esta por ver lo de Correa en Ecuador, pero huele a eso, un golpe de estado organizado por la Agencia. Todos los pasos se asemejan demasiado a los de Chile con Salvador Allende o Jacobo Arbenz en Guatemala. No hay nada que más haga temblar las estancias gubernamentales y económicas americanas, que el liderazgo de un partido de izquierdas con lo que ello conlleva: la nacionalización. Uno de los desencadenantes del golpe de estado en Chile fue la nacionalización del cobre por parte de Salvador Allende. Era demasiado dinero el que se podía perder; y hubo que intervenir.

Resaltar que uno, sino el mas importante ideólogo de toda la operación fue: Henry Kissinger, futuro Nobel de la Paz y también instigador de la “Operación Cóndor”… casi nada. Por eso, que uno no deja de sorprenderse con toda esa corriente de “buenrollismo” y “esperanza” que surgió a raíz de la elección de Obama como Presidente de los Estados Unidos de América. ¿En que pensaban?, todo seguirá igual, apuesten por ello.

De Bill Clinton, el anterior presidente demócrata, y con una imagen, también, de buena y afable persona, nos queda la excelente posición económica en que dejo a su país y como borrón el “caso Lewinsky”, pero todos ignoran, que el, tampoco pudo o quiso cambiar nada. En 1998 ordeno el bombardeo a la Planta farmacéutica al- Shifa en Sudan, resultado: miles de muertos. Y es aquí donde radica el gran problema. La política exterior americana tiene unos mecanismos férreos de ataque y defensa que, ni Clinton quiso o pudo cambiar, ni Obama podrá o querrá cambiar.

Y mientras ese cambio no se produzca, nos queda ese leve toque “Rosa Parks” que la gente adora en el presidente americano y su perfecta dialéctica. Pero nada más.

viernes, 19 de noviembre de 2010

asturianus

Spelter (pequeña población situada en Virginia Occidental, en el sur de los Estados Unidos) acoge en su seno un buen puñado de historias. Historias de gentes anónimas con un pasado común. Historias de esas que se olvidan inevitablemente con el paso de las generaciones, si es que no hay nadie que aparezca por sorpresa para rescatarlas del pozo del olvido. Pues bien, ha aparecido.

El joven realizador asturiano Luis Argeo se sumerge en las profundidades de los recuerdos de ese puñado de paisanos suyos (o nuestros, mejor dicho), que se vieron obligados a abandonar su Asturias natal para conseguir ganarse el pan a un lugar, que aunque lejano en distancia, no difiere tanto en cuanto a paisaje y condiciones de vida de lo que ya conocían.

Como ellos mismos exponen, el trabajo es parecido, (explotación y comercialización de zinc y derivados) mucho y mal pagado.

Estas gentes y sus recuerdos son los únicos protagonistas de este entrañable proyecto. Entrañable sobre todo, para los que vivimos a tan pocos metros de ese pasado, que aunque lejano en el tiempo, nosotros presentimos cercano.

Argeo firma este respetable documento, huyendo de sentimentalismos y edulcorantes en los que es muy fácil caer y consigue llevarme, durante 52 minutos a recordar esas largas y bonitas conversaciones con mi abuela en las que con ojos como platos y partida de brisca de por medio, tanto me gustaba sumergirme.

Gracias y mucha suerte (o mierda, como usted quiera).

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Roman Polanski, Woody Allen… y ahora Sánchez Drago, personajes polémicos, al menos en cuanto a su vida sexual, pero que, han recibido la permisividad del mundo intelectual en algunos casos y político en otros.

Delirante, en primer lugar la soflama que se marco Pedro Almodóvar en defensa de Polanski, un personaje que drogó y abusó de una menor para después huir de la justicia. No le quedo más argumento a “Pedrito” que defender al director-violador polaco hablando de la situación de Guantánamo y demás inutilidades dialécticas. Llega a ser realmente ofensivo, la defensa de un compañero de su gremio por parte de estos energúmenos.

El caso de Woody Allen tiene unas características más sociológicas, ya que es la misma sociedad la que obvia, ignora o se desentiende del acto cometido por el director judío al casarse con la hija adoptiva de su mujer. No quiero pensar si esto lo hace, no sé, un ciudadano de a pie o por buscar notoriedad: un político. Seria lapidado, como poco, social y mediáticamente. El enano judío, eso sí, tiene hasta una estatua en Oviedo, “Homenaje al incesto” se llama.

Y bueno lo de Sánchez Drago está por ver, no perderé el tiempo con él. Solo destacar la defensa que hacia el tuvo “Doña Espe”, llegando incluso a nombrar a su propio tío Jaime Gil de Biedma en su alegato para salvaguardar, al que al fin y al cabo es un trabajador de su televisión. Menos mal que al “monstruo de Amstetten” no le dio por escribir o dirigir.

El doble rasero de esta sociedad adormecida y de unos medios de comunicación condescendientes y políticamente correctos según con qué o con quién, me lleva a pensar en la masacre que sí recibió (en vida, ahora ya es un mártir más) Michael Jackson, el acoso al que fue sometido a nivel patrio Antonio Puerta por el suceso con Jesús Neira o el final de la carrera en Hollywood de Rob Lowe o Paul Reubens (Peewee Herman) por sucesos, si cabe, de menor calado moral que los antes citados. Así es el mundo, así va y eso es todo que tenemos.

Y esto es, en definitiva, lo que de verdad me toca los cojones.

lunes, 15 de noviembre de 2010

The Village-01

Tres meses después de caer en la decepción (que aunque prácticamente esperada no deja de ser decepción) con el último proyecto de M. Night Shyamalan (The last airbender, 2010) me gustaría romper una lanza en favor del talentoso director indoamericano, y refrescaros la memoria con "El bosque".  Film de impecable factura y cuarto proyecto digamos serio del señor M. Night.

En Pennsylvania, en los aledaños de un hipnótico bosque, conviven una comunidad idílica de personas, atemorizadas por unas criaturas con las que en principio, han llegado a un pacto de no agresión.

Tras esta sinopsis básica, se esconde una hermosa y perfectamente rodada, obra mayor de un director valiente y único. Un ejercicio en el que el tema del miedo y de la manipulación moral son mostrados explícitamente, pero de un modo tan sutil, que hace que mi cabeza entre en conflicto permanente.

Film premonitorio y tremendamente crítico con los confusos tiempos que corren, en los que se justifican invasiones, guerras y mentiras de todo tipo en pos de un bien mayor común, precisamente, puede ser que por cuestionar estas actitudes, Shyamalan sea maltratado por la inmensa mayoría de la conservadora crítica norteamericana.

Pero no sólo de mentiras habla esta película, también lo hace de miedo o más bien de miedo al miedo. Aquí presentimos a las criaturas como a terroristas amenazantes y como ellos, también invisibles, que pretenden terminar con la idílica forma de vida basada en el bienestar común y en la ausencia de conflictos, pero con los que sin embargo, aunque de un modo irreal, se ha negociado.

Espacio hay para el amor en esta obra redonda, un amor que representa lo real, la verdad que desafiará todo y a todos hasta conseguir su verdadera salvación. El plano secuencia en el que Joaquin Phoenix salva a su enamorada (Bryce Dallas Howard) del ataque de una de las criaturas, está rodada de una forma tan elegante y bella que no hacen más que completar de forma magistral lo que unos diálogos intensos y preciosos ya venían haciendo presagiar.

La forma supera aquí a cualquier interpretación, si bien Phoenix cumple con nota y William Hurt y Sigourney Weaver aprueban, son Adrien Brody y Bryce Dallas Howard los que se llevan el gato al agua.

Una mas que decente banda  sonora, a cargo de James Newton Howard, completan un sobresaliente e irrepetible trabajo repleto de oro, de puro oro de ese que a veces, Shyamalan es capaz de encontrar.

En fin, que larga vida a M.NIGHT SHYAMALAN y por favor, vuelve pronto.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Guy_Ritchie_Revoler

Una de las cosas que más me atraía de esta película, a parte de quien la dirige, es la disparidad de opiniones que me encuentro sobre ella a poco que indago  por la red. 

Me extraña bastante una crítica denostándola, y justo debajo, otra subiéndola a la categoría de obra maestra, imagino que será cuestión de los gustos, que como ya sabemos haberlos hailos y muy dispares.

Pues yo me quedo en el medio, para mí ni lo uno ni lo otro. Si bien es una película ágil y tensa con un ritmo frenético, también su guión es bastante confuso, algo extraño en su autor, que suele no dejar cabos sueltos ni mucho campo libre a nuestra imaginación.

Esto es puro cine de autor, surrealista, y resulta más eficaz. Recrearse con algunas de las escenas y diálogos a los que Guy Ritchie nos tiene acostumbrados, solo por eso, la peli merece la pena.

Jake Green (Jason Statham) sale de la cárcel en la que se ha pasado más de un lustro dispuesto a vengarse de Dorothy Macha (Ray liotta), por algo que no sabemos y que por lo visto al señor guionista le importa  una mierda que sepamos.

A partir de ahí una serie de personajes de esos carismáticos y absurdos, que tanto le gusta trazar a Ritchie, ayudarán o perseguirán al atormentado protagonista.

Jason Statham está correcto, como siempre, en manos del director británico (no le he visto en ninguna otra) y Ray Liotta cumple con nota en su papel de capo desbordado por los acontecimientos.

La banda sonora es buena y sobre todo prestad mucha atención al desarrollo de la escena final, en la que el protagonista atrapado en un ascensor, lucha con todas sus fuerzas contra su ego, me recuerda un  poco al club de la lucha pero también rodada con una maestría envidiable.

De eso va la peli, de ego y de maestría, que al señor director le sobra de ambas.

lunes, 8 de noviembre de 2010

violetaspalidorequiem alemanunos por otrosllama misteriosasi los muertos

Hoy, y aunque no es habitual, voy a hablaros de un libro. Bueno, mejor dicho se trata de seis, de la serie de novelas policiacas protagonizadas por el detective privado Bernhard “Bernie” Gunther.

En 1989, el escritor escocés Philip Kerr publicó Violetas de Marzo, en 1990 Pálido criminal y en 1991 Réquiem alemán. Estas tres obras fueron conocidas como Berlín Noir. Años más tarde, retomó la serie con otras tres publicaciones: Unos por otros (2005), Una llama misteriosa (2006) y Si los muertos no resucitan (2009), este último III Premio Internacional de Novela Negra.

Kerr nos presenta a Bernie Gunther, un ex policía berlinés, un antiguo miembro de la KRIPO (Kriminalpolizei, o policía criminal germana dirigida por Arthur Nebe, un criminal de guerra nazi responsable durante la guerra de la muerte de miles de judíos) que ejerce de detective privado en el Berlín de los años treinta.

En sus novelas, Kerr nos introduce magistralmente en la Alemania Nazi. Nos transporta a los lugares claves de la capital germana como la Alexanderplatz,  Friedrichstrasse, Königsplatz o Unter den Linden, y coloca a su protagonista, y por extensión a nosotros mismos, frente a personajes tan relevantes de la época como el mencionado Arthur Nebe, Reindhad Heydrich, o los mismísimos Hermann Goering o Heinrich Himmler entre otros.

Gunther es un tipo duro, que sabe dar golpes, pero que también ha de encajarlos. Kerr lo machaca en el Berlín anterior a la guerra, en la Alemania de postguerra e incluso en el exilio sudamericano. En todos esos momentos, Gunther debe aprender a tratar y contentar a los poderosos personajes con que se topa para conseguir su objetivo, pero en la mayoría de ocasiones, simplemente para seguir respirando. Pero sobre todo, es un personaje irónico, con la lengua afilada, que no teme decir lo que piensa, cosa peligrosa, teniendo en cuenta cuándo y dónde le ha tocado vivir.

Los casos a los que  Gunther se enfrenta, deben su complejidad a sus autores y su contexto, y no a los entresijos forenses tan de moda hoy en día. La complejidad científica y de método de otros títulos, es sustituida aquí por un entramado de personajes y situaciones históricas que son el verdadero alma de las novelas.

Como obras policiacas, puede que Berlín Noir no sea precisamente la serie de novelas más apasionantes, pero para aquellos aficionados a la Segunda Guerra Mundial y el Nazismo, es una oportunidad única de adentrarse en esa oscura y a la vez fascinante etapa del siglo XX.

domingo, 7 de noviembre de 2010

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The Wire y Los Soprano, posiblemente las dos mejores series que ha dado la televisión en esta época dorada que vivimos.

Siempre he pensado que The Wire la podía haber rodado Sidney Lumet o Scorsese y Los Soprano Francis Ford Coppola o James Gray.

Mientras The Wire tiene la pulsión del cine americano policiaco de los 70 ( French Connection, los nuevos Centuriones o sobre todo, El príncipe de la Ciudad de la que es muy deudora), Los Soprano está más cercana a la veta clásica de El Padrino de Coppola. Es decir, mientras los Soprano parte de la familia como núcleo central de la trama, en The Wire es la calle y su paisaje urbano la espina dorsal del argumento, expandiendo su porquería hacia todas las escalas sociales, políticas y gubernamentales.

Las dos tienen en común el magnífico y sólido guión que las sustenta, solo hay que apreciar que ambas series tienen variados directores durante sus temporadas y aún así no se notan altos y bajos en su desarrollo narrativo.

No podría escoger entre ambas. Las dos son magnificas y necesarias. Los Soprano disgrega todos lo bueno y malo que el ser humano lleva dentro: La ambición, el afán de poder, la traición, la codicia; pero también: la lealtad, la amistad o la pasión. Por su parte The Wire, arrasa con todo lo que se pone por delante: el sistema educativo, la corrupción política, el sensacionalismo periodístico, el paroxismo de las instituciones públicas; todo queda retratado bajo la mirada acida y veraz de esta excelente propuesta.

Lo más desolador, es la constatación de que esa realidad es la nuestra. El Caso Gurtel, el Caso malaya, el Caso Faisán y tantos y tantos otros podrían ser argumento de algún episodio de estas dos series. ¿Acaso Juan Antonio Roca no podría ser Tony Soprano y el Señor Camps el senador Clay Davis?.

EL GRAN MIERCOLES

big wednesday

Hay películas con las que, por alguna extraña razón, sientes una cercanía y debilidad especial. . No son muy valoradas, pasan inadvertidas o simplemente no son comprendidas. Yo tengo la mía: “El Gran Miércoles”.

Rodada en 1978 por el denostado director estadounidense John Milius, es a mi modo de ver, una de esas joyas escondidas, que quizás sea redescubierta y valorada en su justa medida.

Película crepuscular, otoñal e inmensamente nostálgica. Tildada como mera película de surf, “El Gran Miércoles” es mucho más que eso, por no decir que es todo menos eso. A poco que se rasque un poco, uno se encuentran con una película personal, emotiva y romántica. Retrato de un paraíso perdido (la juventud),de la amistad, de un pasado que ya nunca vuelve.

Los personajes del largometraje sólo encuentran refugio en el lenguaje que dicta el océano, fuera de el comprenden el paso irremediable del tiempo, el fin de una época y como al final es la soledad la única compañía del hombre.

Destacar la voz en off que resalta los cambios de estación, el goteo de días; horas; años. El final en el que Matt Johnson ( un olvidado Jean Michael Vincent) busca su redención. Y la estupenda partitura de Basil Polidouris.

Con los años la película va ganando adeptos y hasta el propio Quentin Tarantino ha dicho en el documental ¡Hollywood no hace surf” que: “Esos malditos surferos no se merecen una película como “El Gran Miércoles”.

No puedo estar más de acuerdo.

sábado, 6 de noviembre de 2010

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Con unas evocadoras notas de piano y violín, dan comienzo los primeros 5 minutos más grandes de la historia del Western de nuestros días. Un genero bastante olvidado al que se le quiere resucitar últimamente a base de unas cuantas gotas de futuro.

Pero no es de futuro de lo que habla este segundo film de Andrew Dominick (un director a tener en cuenta), y sí de algo tan simple y clásico como la idealización y posterior decepción, en la que estoy seguro todos hemos caído, caemos y caeremos en algún momento de nuestras vidas.

El film gira entorno a la relación de Jesse james y Robert Ford (Brad Pitt y Casey Affleck) y a los motivos que llevaron al segundo a terminar con la vida del mitificado bandido.

Impagable Pitt como misterioso y carismático James. Cada mirada y cada gesto paralizan, la cámara se enamora de él y no le abandona prácticamente en ningún momento. Genial Casey Affleck, su papel es digno merecedor de ese Oscar al que estuvo nominado, y que se llevó, en mi opinión injustamente, Javier Bardem por "No es país para viejos".

Con una banda sonora irreprochable y perfectamente tejida por Nick Cave, que tiene un cameo en el film, y con Warren Ellis, su fiel escudero, esta película es para mí una de las mejores de lo que llevamos de siglo.

Por cierto, Bardem y Pitt acaban de confirmar  que trabajarán juntos en el tercer proyecto de este joven director neozelandés que ya me tiene expectante e intrigado.

Con un ritmo tremendamente pausado pero con una gran intensidad en cada plano, el realizador consigue que mantengamos los cinco sentidos puestos en la pantalla. La narración con voz en off presente en casi toda la pelicula no llega a cargar en ningún momento.

Todo esto más un admirable trabajo de fotografía, mantienen el pulso de este singular film, que ya se ha quedado instalado en mi frágil memoria. Y eso ya es mucho para mí.

martes, 2 de noviembre de 2010

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Película paradigma de los frenéticos tiempos que nos ha tocado vivir.

La solitaria y contradictoria personalidad de Mark Zuckerberg, genio precoz y gurú del Facebook, que utiliza su innegable talento para conseguir un ansiado propósito (la creación de un sistema informático que nos servirá básicamente para facilitar la consecución de relaciones ¿humanas?) le sirve a David Fincher para obsequiarnos con otro esclarecedor film sobre por donde van los tiros en los comienzos del siglo XXI y en la américa de Bush y Pre-Obama.

La era de la información, la comodidad en la que que el individuo occidental parece definitivamente instalado, y las ansias de fama en detrimento del equilibrio emocional son descritas de forma magistral por un director al que ya se le puede tildar de narrador clásico y renovador del cine contemporáneo.

Apoyado por un certero y mordaz guión de Aaron Sorkin y un sensacional trabajo de montaje, el señor Fincher nos lleva a ritmo de música electrónica (Trent Reznor) por un viaje que tus ojos creen haber visto pero que no lo han hecho jamás, y nosotros claro, ¡encantados de viajar!.

Fincher nos propone un juego de saltos temporales en la historia, que con otro director resultarían excesivos o incluso tediosos, pero que en manos del director de Denver, dotan al filme de un ritmo rápido que engancha.

Destacar el trabajo de Jesse Eisenberg, que proporciona a su personaje un aura casi imperceptible que lo aísla del resto de sus congéneres. El propio Zuckerberg ha criticado la cinta y la imagen que se da de él, pero no debemos olvidar que al fin y al cabo de trata de una ficción basada en hechos reales y el peculiar carácter que Eisenberg pone en escena, es de lo mejor.

Por si fuera poco, Fincher nos obsequia, a modo de regalo inesperado, con una escena de remeros, casi un oásis en medio de tanta disputa, que es uno de los mejores momentos del filme.

En resumen, Fincher no decepciona. No es una película de argumento adictivo como lo fuesen Seven, The Game o El Club de la Lucha, pero aún así ha conseguido salir airoso del reto.

Peliculón y contentos de caer en la red de Fincher.

lunes, 1 de noviembre de 2010

MAD MEN



Quizás con The Wire y los Soprano, Mad Men forme la santísima trinidad de las series emitidas en Estados unidos.
Ambientada en el Nueva york de los años 60, nos retrata, aparentemente, el día a día en una agencia de publicidad de sus empleados, y digo aparentemente, porque bajo esa capa de superficialidad y aparente vacuidad, Mad Men va desgranando toda una crítica al capitalismo, al sueño americano y quizás, sobretodo, a la familia como núcleo central de la sociedad, tanto actual como del siglo pasado.
Los claroscuros de los personajes, la doble identidad social y moral subyace en cada capítulo con mala baba, pero con una enorme sutileza.
Maravillosa puesta en escena, con olor a bourbon y a el humo de los cigarrillos que compulsivamente fuman sus personajes.
El eje central de la serie, es el enigmático y atormentado Don Draper, paradigma del hombre triunfador y hecho a si mismo, que bajo su aparente perfección esconde un ser humano, melancólico y ruin, cobarde e inseguro que intenta escapar de su pasado, un pasado en el que la infancia, la familia y la experiencia bélica marca sus rasgos futuros. No deja de ser un Jay Gatsby, el maravilloso personaje que escribió Scott fitzgerald para su inmensa el “Gran Gatsby”, en la década de los 60. Draper folla, ríe, bebe, fuma e interactúa con aparente seguridad y un toque de soberbia que poco a poco y en su interior se va desmoronando.
Como un alud, al principio oyes el ruido, después todo el débil andamiaje se desmorona súbitamente, y con el todas las constantes de una sociedad capitalista y podrida en el que la apariencia es la única forma de entender y sentir la vida. Mención aparte merece el papel de la mujer en la serie. De nuevo bajo la apariencia de ser casi inanimado y vacio, su papel va cobrando importancia capitulo a capitulo. Ella, al fin, es el eje central de los personajes masculinos. Como la vida misma.



A falta de ver la opera prima de Anton corbijn sobre el malogrado cantante de Joy Division, puedo decir que su segundo largo “ El Americano”, es una de las propuestas más estimulantes del cine norteamericano en este 2010.
Relato frío, seco y pausado. Escaso en escenas de acción y con unos personajes, principalmente el un George Clooney magnifico, que dicen más por lo que callan que por lo que hablan.
Cercano al western en su argumento, un hombre solitario llega a un pueblo huyendo de su pasado y buscando su redención. Clooney no habla con más de 3 0 4 personajes, la película se desarrolla sin sobresaltos, lenta y con leves esbozos sobre un personaje, solitario, taciturno y cansado. Casi nada nos explica el director sobre su pasado, casi nada sabemos de su presente y sin embargo, en cada fotograma si intuimos cual será su destino.
A tener en cuenta, sus hermosas localizaciones y su fotografía: limpia, casi hiperrealista. Y es que a pesar de que Corbijn es un reputado director de videoclips, no hay nada de nerviosismo en la cámara, ni de pirotecnia en su puesta en escena, todo se asemeja más a un álbum fotográfico de un asesino a sueldo solitario y melancólico cercano a su jubilación.

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Se empiezan a hacer largos los 7 u 8 años sin uno de esos clásicos a los que nos tiene acostumbrados Tim Burton.

El genial director californiano cumple sin más, en esta descafeinada adaptación del relato de Lewis Carroll, en la que unos personajes sin alma y sin pizca de gracia, no consiguen hacer levantar el vuelo de una peli que parece más bien hecha por encargo, que por convicción artística.

Salvo los efectos especiales y el esfuerzo del señor Depp por salvar el proyecto, el resto es sacarina pura. Con un guión demasiado simple e infantil, como para que el mismísimo director de "Eduardo Manostijeras "o "Bigfish", consiga sacar ni el más mínimo atisbo de profundidad ni sarcasmo a una cinta basada en una novela, en la que la crítica a las costumbres inglesas de la época, bien podrían haber inspirado al genuino Burton en la ejecución final de este soso proyecto.

La música de Danny Elfman, como siempre irreprochable, y el baile final del sombrerero, son lo único destacable de este fallido largo.

Esperemos mejores tiempos pues, que con este director siempre ha valido la pena.

Un abrazo y hasta otra.

 

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